En un debate marcado por los escasos reflejos de Hillary Clinton y el discurso errabundo de Donald Trump, la candidata demócrata consiguió poner en evidencia a su contrincante para presentarlo como un racista redomado que cimentó su carrera política cuestionando la legitimidad de Barack Obama como presidente de Estados Unidos.
Pero, además, como un candidato poco preparado para ocupar el cargo de presidente.
En una serie de golpes asestados por Clinton, en medio de un intenso intercambio de ataques del candidato republicano, la demócrata consiguió capturar la atención de los medios y de un electorado que, precisamente, se sigue resistiendo a Donald Trump por su historial de comportamientos racistas, lo mismo como empresario que como candidato del partido republicano.
Donald quiere “dejar hoy morir el movimiento que inició hace años. El comenzó su actividad política basada en esa mentira de que el presidente Obama no era ciudadano. Y persistió con ello año tras año. Porque la gente que ya sabemos (vinculados al Ku Klux Klan) lo apoyó. Pero, además, Trump fue demandado por el Departamento de Justicia por familias afroamericanas a las que se negó a alquilar viviendas. Donald tiene un largo comportamiento racista”, señaló Clinton en uno de los más sonoros reclamos durante el debate.
Como toda respuesta, el candidato republicano se mostró orgulloso de haber presionado al presidente Barack Obama para que hiciera público el acta de nacimiento en la que, efectivamente, quedaba demostrado que nació en Hawai, Estados Unidos.
Aunque es difícil establecer como clara ganadora del primer debate a Hillary Clinton, quien desaprovechó múltiples oportunidades para rebatir a su contrincante, lo cierto es que a lo largo de 90 minutos, Donald Trump dejó en evidencia sus muchas carencias como aspirante a presidente y comandante en jefe.
Y aunque Trump se mostró como un duelista hábil y agresivo a la hora de arrebatar la palabra, sus mentiras sobre el movimiento “birther” que cuestionó la legitimidad del presidente Obama; su falta de conocimiento en política exterior y sus continuos embustes para negar que alguna vez apoyó la guerra en Irak (cosa que sí hizo), su participación en este primer debate demostró que no estuvo a la altura de Hillary Clinton, ni del cargo al que aspira como candidato del partido republicano.
En un primer sondeo realizado por la cadena CNN, el 62% de los telespectadores consideraron que el debate fue ganado por Clinton, mientras que el 27% consideró que el vencedor fue Donald Trump.
A pesar de la encuesta de la cadena CNN, la dificultad de declarar un claro ganador contrastaba con el extendido consenso entre la mayoría de los observadores que coincidieron en señalar que, el gran perdedor de este primer choque entre Clinton y Trump, fue el presentador y moderador, Lester Holt, quien fue incapaz de mantener a raya al republicano y actuar como un moderador eficaz.
Aunque es pronto para decir en qué medida Clinton ha conseguido convencer a los electores que se le siguen resistiendo y, sobre todo, frenar a su adversario en las encuestas, lo cierto es que su actuación en este primer debate la ha permitido presentarse como una mejor opción ante un candidato republicano que aún tendrá otras dos oportunidades para recuperarse de una actuación que difícilmente podrá reflejarse positivamente en las encuestas.
Aunque, como ha quedado demostrado, en el caso de Donald Trump cualquier pronóstico es un ejercicio arriesgado.
“No pude decir lo que quería decir sobre la vida personal de Hillary”: Donald Trump
Como un matón al que acaban de dejar en evidencia, el candidato republicano, Donald Trump, aseguró nada más terminar el debate que “no pude decir lo que quería sobre la vida personal de Hillary Clinton”. Durante una entrevista con Sean Hannity, uno de los presentadores de la cadena FOX que le asesora en sus tiempos libres, Trump dejó entrever así su insatisfacción con el resultado de un debate que fue mejor aprovechado por la candidata demócrata para presentarlo como un racista y como un candidato poco preparado. Las declaraciones de Trump, insinuando que no quiso ser más agresivo con Hillary Clinton, se antojaron poco creíbles para una persona acostumbrada a humillar sin piedad a sus contrincantes:
“Su marido Bill estaba en el auditorio, junto con su hija [Chelsea], que creo que es una señora muy agradable. Yo no quise decir lo que ha pasando en su vida. Pensé que sería muy poco respetuoso con Chelsea y la familia. Pero ella dijo cosas muy malas de mí”, aseguró Trump en un intento por justificar su fallido intento por derribar a Hillary Clinton en el primer debate por la presidencia
Tomado de La Jornada