Por Jesús Antonio Dyke García
La reconfiguración política que hoy esta viviendo México es sin duda el reinició de un proyecto nacional que se interrumpió en la década de los 80s y 90s con la entrada del neoliberalismo que dicho sea de paso fue auspiciado por las potencias dominantes de la época.
La doctrina dominante duraría más de 30 años, fundamentándose en realizar lo posible por limitar al Estado de toda interferencia en la economía, y priorizar al mercado como el único capaz de corregir todas las irregularidades económicas y sociales habidas y por haber.
Estas tres décadas fueron marcadas por el abandono al campo y las privatizaciones, en conjunto de la extranjerización de la economía mexicana con la entrada en vigor del TLCAN y todo el vendaval de leyes que esto traía.
A los partícipes de la vida económica no les importó ignorar que estos esquemas de desarrollo no formaban parte de la dinámica económica y social nacional, y sin más, pasaban a retrasar el proyecto que se encontraba en marcha desde los años 20s y 40s del mismo siglo.
En la esfera política, los dictados eran claros, el Banco de México tenía que pasar a dirigir la vida económica del país, por tanto, era de vital importancia darle vida propia (autónoma) a este órgano del Estado mexicano, para ello se realizaron ciertas modificaciones en los años 90s y ahora los políticos tenían que saber manejar y entender las variables macroeconómicas esenciales de cualquier banquero, tasa de interés e inflación.
El triunfo de Andrés Manuel López Obrador denota un quiebre en el cíclico político y económico existente.
Los controvertidos nombramientos de los puestos de vital importancia para el país, cuentan con trasfondos de ser personalidades de corte progresista, sin embargo, en la opinión de muchos esto sería volver a retomar una generación perdida y obsoleta, pero para otros es retomar la propia lógica nacional y autónoma tan necesaria del país.
El mismo AMLO y nombres como Cárdenas, Bartlett, Muñoz Lerdo, junto a una generación de jóvenes vivieron como se interrumpía el desarrollo de México, por parte de una nueva clase política de corte tecnócrata y financiera, que solo hacia caso de los manuales y guías que dictaba el FMI, Banco Mundial, la OCDE y la OMC.
Este 2018 se le puso un fin a este modelo con una sola premisa, más allá de atacar solo la corrupción, el objetivo es busca construir las bases del desarrollo social, político y económico para todas y todos los mexicanos.
Se presenta todos nosotros la oportunidad de una transformación con carácter más social.
HERMOSILLO EN EL FOCO POLÍTICO
Los próximos tres años la capital del estado de Sonora serán marcados por una lucha constante de las clases políticas y económicas.
Mientras que la presidenta electa, Celida López, sigue en constante críticas por su pasado, existe un contrapeso muy interesante que será representado por los regidores y un sindico que conformaran este nuevo ayuntamiento.
Los regidores que en su estructura inicial son 12 de Morena, formaran un contrapeso ante cualquier posible injusticia que quisiere cometer por parte de la Presidente Municipal. Muchos de estos serán los encargados de proponer iniciativas acordes a las necesidades del municipio, además, de que contarán con facultades de revisar y supervisar cualquier proceso e iniciativa de la futura alcaldesa.
Es de enfatizar que el próximo Ayuntamiento de Hermosillo tendrá como tareas principales la de priorizar áreas muy especificas como son Seguridad Pública, Servicios Públicos, Obras Públicas, Protección Civil.
Sin duda poco tiempo y mucho por hacer, lo importante es general las bases para que se siga por un buen camino.