Fue en un restaurant de ricos. Ahí donde los huevos con tocino tienen un nombrecito afrancesado, con precios cincuenta veces más que su costo.
Célida López Cárdenas se sentó frente al empresario Benjamín Hurtado; a la derecha de éste, Petra Santos con todo y presumir de comunista (de aquella odiada estirpe estalinista)… y yo, a la izquierda, obvio.
“Estas a punto de agarrar un ayuntamiento tronado”, le expresó Benjamín.
“¡No!, yo sé cómo hacerlo… y lo voy a hacer muy bien”, contestó.
Un servidor observaba como a Benjamín le saltaban los ojos encima del aro superior de los lentes. Célida hablaba hasta por los codos. A Hermosillo sólo le faltaba que ganara las elecciones… después, el mundo sería otro.
Petra desayunaba como si la plática no le interesaba. Se le había quitado ese aire preocupón y sufrido que tan bien le viene…
¡Y bastaron unos días para cambiar de opinión!
¡Me dejan un ayuntamiento tronado!, es el llanto que recorre estas calles oscuras de Dios, llenas de baches y rostros cenizos amenazantes a quienes les vale que en las colonias los vecinos los amarren y chicoteen por estar hartos de ellos.
¡Ni terrenos le están dejando para negociar pagos futuros! ¡Dios mío, en qué asunto me metí!
No hay duda – llantos al margen – la alcaldesa tendrá que recurrir a los amigos que le quedan para abrir puertas en la Federación… y que, porfa, le consigan algún apoyo “a fondo perdido”, de preferencia… ¡Pues si no, cómo!
Se dio cuenta que la miseria no se puede repartir… ¡Ni sus funcionarios panistas van a estar contentos, apurados como andan para agilizar la litigada de inocencia por fraude fiscal contra el ex, don Guillermo!
Si, pues, urgen personajes cercanos al primer círculo del mandatario, ¡urgen!… Cálida tendrá que moverse pronto… antes que le caiga la maldición… de no poder, cuando dijo que sí podía…
Creo que llegó el tiempo de la humildad… deberá aprender a dejar de lado la bravata cuando tronaba los cuetes… ahora hay que juntar las varas… y acomodarlas… por cierto, lo sabe don Javier Gándara, bien que lo sabe, y estaría por aceptar ayudarla a arreglar las cuentas.
Decía el gran Marco Aurelio en su libro “Meditaciones”: “Acepta todas las cosas a donde te mande el destino”.
GUAYMAS, SARA EN LA LONA
Antes de iniciar el primer round, la alcaldesa de Guaymas, Sara Valle Dessens, sabe que Guaymas – y ella – están en la lona.
La sonrisa, en su segunda entrada triunfal a Palacio, se la habrán de borrar los vecinos que hartos de que no les recojan la basura, van y la avientan a las puertas de la “casa de piedra”.
Le van a estallar los oídos por la crítica ante la persistente delincuencia, en un Guaymas de oscuridad tenebrosa, donde hasta las mañanas tienen miedo.
Una ciudad donde siguen reventándose las líneas conductoras del drenaje… mientras que los turisteros, afanosos pagan para que se divulgue que la paz y el progreso (ni don Porfirio era tan mentiroso) reinan en el puerto.
No por nada, Sara se adelantó al berrinche de los jefes de Morena, y buscó y encontró a la gobernadora Claudia Pavlovich… quiere jalar aire, levantarse y dar a entender que sí podrá con el paquete.
Quizá le vaya bien. El camino institucional inició recorriéndolo bien, como se debe.
Cuenta con el apoyo de diputados locales… pero si quieren negociar con el puño apretado, nadie les hará caso… deberán hacerlo como ella lo hizo, con la mano extendida.
Guaymas, Hermosillo, Empalme y muchos municipios, necesitan mejorar el arte de la política para beneficiar a las comunidades… el pleito, la agresión y las mentadas son cosa de las campañas.
Aprendan del afamado “Peje”: Amor y paz. Bueno, cosa de creer con las reservas del caso… total, “La Patria es Primero”, él lo ha dicho… y Vicente Guerrero también… ja. ja.
Hasta pronto