Calderón, Ciro, y los fachos
¿Qué importancia podría tener un foro con un expresidente mexicano como el prófugo Felipe Calderón, e Isabel Díaz Ayuso, la Alcaldesa de Madrid?
Ayuso es famosa porque, durante la pandemia de la COVID, dejó morir a más de siete mil adultos mayores encerrados en los asilos, sin autorización para trasladarlos a un hospital. Su hermano, Tomás, era el concesionario que le vendió al Gobierno de su hermana 1.5 millones de euros en cubrebocas. Ayuso y Felipe Calderón tienen en común los autopréstamos, el desvío de recursos que se hicieron desde sus gobiernos y haber robado de dinero público con construcciones que nunca se terminaron. Calderón tiene su media barda de una refinería en Hidalgo que costó nueve mil millones de pesos. Ayuso tiene el Hospital Zendal que costó 200 millones de euros, pero nunca tuvo quirófanos y nunca se ocuparon más del 17 por ciento de las camas.
¿Por qué, entonces, dedicarle tiempo a escuchar lo que tienen que decir estos dos rateros sobre la amistad entre México y España en un forito sin relevancia alguna? La respuesta más sensata es: para que ustedes se diviertan porque los fachos son divertidos cuando son tan ignorantes como los que ahí hablaron. Pero hay más cosas en este forito celebrado apenas hace unos días en Madrid. Una de sus atracciones es que intervino el periodista de Radio Fórmula, Ciro Gómez Leyva. Pero vayamos por partes.
El forito de la amistad eterna entre España y México evocó las telenovelas, y se llamó “Amigos por siempre”. Estuvo convocado por una Fundación Neos, cuyo lema es: “No todo se vale”. Bueno, al parecer sí se vale invitar a criminales y corruptos.
Pero, ¿qué es lo que no se vale para la Fundación Neos? El aborto, la eutanasia, la condena al franquismo y al fascismo, la —así dice— “ideología de género”, las leyes LGBTI, la educación pública, al “ataque sistemático al idioma español” —así dice—, y el avance de una España “confederada”. Es decir, Neos está en contra de los derechos de los demás, excepto de los que sean católicos, fachos, o de los dominios de los Reyes Católicos.
Hasta aquí, Neos es una más de las vertientes reaccionarias de Vox o El Yunque. De hecho, se ostenta como una organización de “raíces cristianas”, donde —suponemos— el fascismo de la Falange es parte del tronco. Neos está presidida por dos personajes con nombres de telenovela, Jaime Mayor Oreja y María San Gil. Uno declaró siendo eurodiputado del Partido Popular: “¿Por qué voy a tener que condenar yo el franquismo si hubo muchas familias que lo vivieron con naturalidad y normalidad? Era una situación de extraordinaria placidez. Dejemos las disquisiciones sobre el franquismo a los historiadores”.
Es decir, según Oreja, si hubo gente que se la pasó bien en una dictadura como la de Franco, Mussolini o Hitler, pues no se puede condenar. Pregúntenle a los muertos, desaparecidos, y ajusticiados por la milicia de Franco si la condena es una divagación de historiadores. Ah, pero, claro, la suculenta Transición española los metió a todos debajo de la alfombra. Se me olvidaba el olvido.
El otro personaje, María San Gil, dice en su currículum algo insuperable por cualquier comentario extra: “Licenciada en Filología Bíblica Trilingüe por la Universidad Pontificia de Salamanca”. Es decir, es una beata con título. Fue responsable del Partido Popular en el País Vasco justo en los años en que Vicente Fox y Felipe Calderón perpetraron el fraude electoral en México. Pero la señora Gil, después de toda una vida en el Partido Popular, apenas en abril pasado, le dio su respaldo al partido del fascismo, del Atlas Network, y aquí en México, de los bots de Max Cortázar y Xóchitl Gálvez: Vox. Estos personajes estuvieron adobados por una empresaria mexicana que dirige una compañía de tecnologías de la información, Doris Seedorf y por un exeditor de Letras Libres de Enrique Krauze, un mexicano, Ricardo Cayuela, cuyo bisabuelo fue el anarquista republicano que proclamó la República de Cataluña en octubre de 1934 y, más tarde, fue detenido por la Gestapo de Hitler en la Francia colaboracionista en 1940, y entregado a Franco para que lo torturaran y, más tarde, lo fusilaran.
Este personaje de Letras Libres, bisnieto de aquel republicano español, está en un acto donde unos gachupines fachos se niegan a pedir perdón por los crímenes cometidos en la invasión a lo que hoy es México, pero su propio abuelo fue objeto de una disculpa pública del Presidente francés François Miterrand y del de Alemania, Helmut Kohl, porque sus países participaron en la detención y su entrega a la dictadura “plácida” de Franco. Esta disculpa sucedió en 1990. En 2019, el Gobierno de Pedro Sánchez le entregó en México a la mamá de este exeditor de Letras Libres una “restitución de la dignidad” en memoria del bisabuelo. Sólo Freud podría explicar estas cosas.
El otro aval, como dijimos, fue el conductor de un noticiero de Radio Fórmula, Ciro Gómez Leyva, que fue el que dio a conocer este forito que, sin duda pasó desapercibido por los demás medios, además de la cadena de radio mexicana.
Para ubicarnos en este pequeño salón de la corte de Francisco Franco conviene leerles una breve compilación de joyas de sabiduría extraídas del “manifiesto” —así se llama— de la Fundación de Neos: “La verdad no depende del sufragio universal”; “Al Estado no le corresponde decidir el contenido de las verdades científicas o históricas”; “Para que haya matrimonio tiene que haber madre. Y para que haya madre, debe haber un padre. El matrimonio requiere la unión entre el varón y la mujer”; “El sexo no se elige”; “Nos oponemos a la llamada ‘memoria histórica’, en realidad, no hay tal cosa; la memoria es individual, no colectiva”; “Especialmente urgente es la garantía de la independencia del Poder Judicial frente a las intromisiones del Gobierno. La corrupción es un mal moral y jurídico, pero no puede convertirse en arma política”; “La democracia liberal y representativa frente a la llamada democracia popular y a los mecanismos de la acción directa —así dice, sin usar ningún verbo—. Alertamos contra el auge del radicalismo revolucionario y la posibilidad de una falsa democracia totalitaria”; “La Monarquía es una de las pocas instituciones que aún no ha sido contaminada por la política partidista. Además, ha sido y es la forma de Estado característica de la nación española a lo largo de los siglos”.
El acto empezó con uno de los Neos diciéndole a Calderón “Presidente” y “querido”. Se presentó a la Fundación Neos como “movimiento de la sociedad civil que defiende la hispanidad como un bien moral. Por eso nuestro símbolo es una brújula y Neos son las iniciales de los cuatro puntos cardinales”. ¿Qué hacemos hoy aquí?”, se preguntó el orador y se contestó: “Estamos para reivindicar una hermandad (entre España y México) por encima de coyunturas políticas porque compartimos religión, costumbres, apellidos”. Aquí hay que decir que no es “compartir” la palabra que se le aplica al sometimiento de las comunidades originarias a una religión extraña, con costumbres sin sostén, y a cambiarles los apellidos a los esclavizados, por vía de los bautizos masivos. Es más exacta la palabra “forzar”.
El orador de Neos, que se llama Javier Martínez-Fresneda y Barbasán, pasó a presentar a Ciro Gómez Leyva que dijo, con la agudeza que lo caracteriza: “Amigos para siempre. Siempre será siempre”. Pero siguió con su sagacidad: “Si hay crisis, me pregunto, les pregunto, ¿qué crisis es, es una crisis del Gobierno mexicano con la Corona Española? El Gobierno mexicano está en pleito con el rey, en serio, lo está el rey contra México, vaya estaría el rey de España, estaría de pleito con la Presidenta de México. ¿Estarían los mexicanos enfrentados con los españoles porque ustedes no se han disculpado con nosotros por la Conquista?”.
Pero Gómez Leyva no aportó ninguna respuesta. Fue el de Letras Libres el que aseguró: “España es el chivo expiatorio porque no puede ser Estados Unidos, porque estamos atados a esa economía y con la que sí tendríamos disputas intelectuales filosóficas y culturales importantes, nos buscamos al chivo expiatorio más cómodo, que es España”.
O sea que, según él, no es “importante” la guerra contra los pueblos originarios ni los 300 años de Colonia. ¿Las “disputas filosóficas” con Estados Unidos serían acaso “la ideología de género” o el aborto, ajeno al hispanismo católico? ¿Son los lazos económicos los que impiden la disputa filosófica o más bien las groserías del rey al filtrar a la prensa la petición de López Obrador para armar un acto de reconciliación en 2021? ¿Es chivo expiatorio quien ha llamado “analfabeta e ignorante” a la Presidenta de México y que dijo, cito: “Jamás vamos a pedir perdón y mucho menos por hacer las cosas bien frente a tribus como incas, aztecas o mayas que venían de una cultura horripilante”, como dijo el vocero de Vox Alejandro Nolasco.
De eso, pues nada. España es una víctima de los bárbaros aztecas de Claudia Sheinbaum. Y el exeditor de Letras Libres se despachó a incluso a Nuestra Madre Tonantzin al asegurar que la Virgen de Guadalupe era española, de la reconquista contra los árabes. Vaya ligereza. Ha de ser muy liviano vivir sin “memoria histórica”.
Pero nos estaba reservado el retorno de Ciro al podium. Hasta este momento entendí que estaba como entrevistando/moderando/opinando/juzgando, como suele hacerlo con su programa de radio. Se preguntó si realmente se habían ido las inversiones españolas en México con la actitud de López Obrador. Aquí hay que desmenuzar el clásico revoltijo que hacen los fachos con los sucesos. La carta que el rey de España, en vez de responder, filtró a los medios de comunicación es un asunto que se dio en 2019.
Otro acontecimiento fue la revelación, con la Reforma Eléctrica, de que Iberdrola fue subsidiada con dinero público por los gobiernos de Calderón y Peña Nieto por 56 mil millones de pesos al año porque se les regalaba la transmisión, el porteo, y se les daba preferencia a la hora de conectarse, por encima de las hidroeléctricas del Estado. Ese asunto no guarda relación con la carta al rey de España, pero ya en la retórica de los fachos son lo mismo: como el rey no se quiso disculpar, entonces López Obrador la emprendió contra Iberdrola que acabó vendiendo sus plantas de viento.
De la carta al rey hay que recordar lo que escribió el entonces Presidente Andrés Manuel. Dice: “El 21 de septiembre de 2021 México celebrará 200 años de vida independiente. El Gobierno que presido quiere recordar ese acontecimiento construyendo la reconciliación con el pasado del país, por más remoto que parezca. Tal fecha coincidirá con los 500 años de la caída de Tenochtitlan y el inicio de la Colonia, y se establecerá el 21 de septiembre como Día de la Reconciliación Histórica. Ese día el Estado mexicano pedirá perdón a los pueblos originarios por haber porfiado, una vez consumada la Independencia, en la agresión, la discriminación y el expolio a las comunidades indígenas que caracterizaron el periodo colonial; el desagravio hará énfasis en las guerras atroces y genocidas emprendidas por el Gobierno mexicano en contra de los pueblos yaqui y maya (la «Guerra del Yaqui», en Sonora y Sinaloa, y la «Guerra de Castas», en la Península de Yucatán), así como en la persecución racista que sufrieron los chinos en el territorio de México durante las primeras décadas del Siglo XX y en otros agravios y atrocidades que diversas autoridades cometieron contra la población. Para la Nación que represento es de fundamental importancia, señor, invitar al Estado español a que sea partícipe de esta reconciliación histórica, tanto por su función principalísima en la formación de la nacionalidad mexicana como por la gran relevancia e intensidad de los vínculos políticos, culturales, sociales y económicos que hoy entrelazan a nuestros dos países. Me alienta el propósito de superar en forma definitiva los desencuentros, los rencores, las culpas y los reproches que la Historia ha colocado entre los pueblos de España y de México, sin ignorar ni omitir las ilegalidades y los crímenes que los provocaron”.
“Con este propósito, el Gobierno de México propone a Su Majestad que se trabaje a la brevedad, y en forma bilateral, en una hoja de ruta para lograr el objetivo de realizar en 2021 una ceremonia conjunta al más alto nivel; que el Reino de España exprese de manera pública y oficial el reconocimiento de los agravios causados y que ambos países acuerden y redacten un relato compartido, público y socializado de su historia común, a fin de iniciar en nuestras relaciones una nueva etapa”.
La democracia explicada
No obstante, lo que he leído de la carta, los fachos redujeron a “López quiere que el rey se disculpe” toda la idea de una redacción conjunta entre México y España de las atrocidades de la invasión española y de los 300 años de Colonia para reconciliar las memorias históricas rumbo a los siguientes 500 años. Caricaturizaron a tal grado la carta de AMLO que pareciera que no dice lo que dice, es decir, que le reconoce a España su función en la formación de la nacionalidad mexicana.
Así, se explica que, a continuación, Felipe Calderón que acabó trabajando de empleado para una filial de Iberdrola, diga que México y España “comparten mucho más que la historia, un alma”. Y, a continuación pasó a caricaturizar las raíces mexicanas con el jitomate y los chocolates. Dijo: “A ningún español de ahora puede imputársele culpa de lo que alguna vez fue”.
Calderón no entiende el perdón de un Estado por las atrocidades en las que finca su propia existencia. Cree que es un asunto de culpa cristiana, no de la garantía de no repetir las barbaridades, de reconocer a las víctimas por parte de la autoridad que las engendró. Pero qué va a saber Calderón de eso, si a los muertos de su sexenio les llamó “daños colaterales”. Agregó este humanista: “No podemos construir el futuro si estamos anclados en la sombra de los resentimientos. No es lo que hemos sido sino lo que queremos ser”, dijo ya en pleno curso de superación personal. “Podemos construir un puente entre nuestros corazones”. De verdad, el licenciado le hizo a la poesía.
Ayuso, como es natural para una facha, se refirió a los enfriamientos por la prepotencia del rey y la molestia del Presidente López Obrador como “manipulaciones y polémicas inventadas”. Pero se fue de boca: “Son amenazas directas a nuestra prosperidad, a la libertad, y a las maravillosas posibilidades que nos deben de seguir uniendo”. Se atrevió a decir que ser súbditos ante el rey nos hizo iguales. De verdad. Lo dijo Ayuso sin miedo a la rechifla de los vasallos involuntarios. Pero siguió ya sin freno hacia el país de la reacción depravada. Dijo: “Los gobiernos que odian lo español acaban siendo todos tiranías, se convierten en narco-Estados, que fulminan la clase media, la pobreza y la inseguridad es lo que únicamente promueven”.
Y así terminó este forito que jamás reconoció nada. Ni siquiera que México no tuvo relaciones con España, desde el Golpe de Estado de Franco hasta 1977 en que les enviamos como Embajador al carnicero de estudiantes en 1968, Gustavo Díaz Ordaz.
Pero ahí estuvieron muy contentos los que dicen que la memoria histórica nomás es pura evocación personal.