10 August, 2025
Menos pobres, más rabia
Columnas 2

Menos pobres, más rabia

Ago 6, 2025

Álvaro Delgado Gómez

  • Calderón condenó a la pobreza a 15.9 millones de mexicanos, mientras que López Obrador la disminuyó en alrededor de 10 millones. Esto explica tanta rabia en la derecha.

El contraste es elocuente entre dos modelos, dos gobiernos y hasta dos pandemias: El de Felipe Calderón condenó a la pobreza a 15.9 millones de mexicanos, mientras que el de Andrés Manuel López Obrador los disminuyó en alrededor de 10 millones. Y eso explica tanta rabia en la derecha.

Estos datos son oficiales: Los de Calderón los informó el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), en julio de 2013, y los de López Obrador son proyecciones de las cifras que proporcionó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), también en julio, cuya formalización de las cifras de pobreza se difundirá el 13 de agosto.

En el gobierno de Calderón, que nació del fraude electoral de 2006 y declaró una guerra que ensangrentó a México —con Genaro García Luna, ahora preso por narcotraficante—, se presentó la pandemia de gripe H1N1, entre 2009 y 2010, que derrumbó la economía -6.5 del PIB, mientras que en el sexenio de López Obrador ocurrió la pandemia de COVID-19, en 2020-2021, que implicó la caída de -8.5 del PIB.

¿Por qué los resultados en el aumento y la caída de la pobreza son tan contratantes? Por una parte, obedece a la política social que practicaron ambos gobiernos, pero sobre todo a la política laboral. Calderón continuó la línea neoliberal de contención salarial de Miguel de la Madrid, Carlos Salinas, Ernesto Zedillo y Vicente Fox, pero además formalizó la subcontratación (o outsourcing), el abatimiento de las pensiones y tuvo una política social marginal, mientras que favorecía con subsidios a las empresas y les condonaba impuestos.

En contraste, López Obrador, no sólo profundizó una política social que no generó crisis de hambre en la pandemia que fue peor que con Calderón, sino que combatió la subcontratación, cobró impuestos y sobre todo rompió con el paradigma neoliberal de contención salarial, que en buena medida es lo que explica la disminución de la desigualdad y, sobre todo, la caída de la pobreza.

Los resultados de Calderón y López Obrador en materia de pobreza revelan, entonces, que se trata de dos proyectos de nación claramente antagónicos en su concepción y ejecución. Digo Calderón como podría decir Fox y Enrique Peña Nieto, porque no hay distinción, y hablo de López Obrador con la continuidad de proyecto que representa el gobierno de Sheimbaum.

Los resultados de la más reciente encuesta del INEGI sobre ingresos-gasto de los hogares deberían haber dado lugar a una amplia discusión pública sobre cómo resolver el problema de la pobreza en México, pero en lugar de eso el grueso de los medios ha escondido la información para tratar de hacerla irrelevante.

En el mejor de los casos, las proyección sobre la disminución de diez millones de mexicanos pobres ha generado rabia en el muy disminuido sector de la derecha, porque sabe que se trata de otra derrota, quizá la peor, porque le da la razón histórica a López Obrador, en el sentido de que por el bien de todos primeros los pobres.

Sigue habiendo en México una enorme pobreza, incluyendo la pobreza extrema que afecta a mexicanos en comunidades muy aisladas, pero no se puede escatimar que haya mexicanos que, con su trabajo, obtengan los mínimos satisfactores para su familia.

La información del INEGI desmiente también que son las “dádivas”, como las llama la derecha, las que sacan de la pobreza a los mexicanos, que en todo caso representan un apoyo a los históricamente más vulnerables y contribuyen a la economía formal.

El dato de que Calderón condenó a la pobreza a 15.9 millones de mexicanos en su sexenio, publicado en el diario La Jornada el 30 de julio de 2013, jamás fue desmentido y es pertinente retomarlo ahora que fluye la información sobre el sexenio de López Obrador en este mismo tema.

Todos los mexicanos deberíamos alegrarnos de que haya compatriotas que, por su trabajo, dejen la condición de pobreza. Los únicos que enfurecen por ese logro son los que han fabricado pobres y los que los apoyan. Les gana la rabia y el odio.

Allá ellos.

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