Guaymas, rehén de insanos propósitos
A propósito de costales con arena, casi todos los jueves les comparto en mis redes la actividad que realizan de manera voluntaria un grupo de guaymenses identificados como “Amigos del Medio
Ambiente”, esos mismos que ese día de la semana dejan a un lado su ejercicio habitual para dedicarse a recoger toda la basura que puercos humanos dejan regada en la playa de Miramar. Su tarea merece cientos de elogios y palabras de estímulo, pero los enemigos de la limpieza se encargan de robarse los depósitos para la basura que ellos colocan, arrojan al suelo condones usados, envolturas de drogas diversas, envases de cerveza y el largo etcétera.
Lo hacen evidentemente con el deseo perverso de que aquellos declinen a su positiva labor. No creo que lo logren. Recordé cuando Carlos Zataráin González “El Bebo”, casi al inicio de su período como alcalde de Guaymas, ordenó la plantación de una gran cantidad de arbolitos a lo largo del antiguo malecón.
Adversarios políticos del mandatario local, durante la noche de ese mismo día, se encargaron de ir arrancando, una a una, las plantas colocadas en jardineras especiales. Se las acabaron.
Desde tiempo atrás, Guaymas ha sido rehén de muchos pensamientos contrarios a lo que busca progreso, el mejoramiento en general. Aquí es común que las diferencias políticas, como primer motivo, se traten de solucionar con afectaciones a toda la comunidad.
Para no ir tan lejos, hay quienes bloquean calles y protestan porque no alcanzaron a ser enlistados en la nueva nómina oficial.
Y muchos otros argumentos banales del tipo. Ayer que me llegaron las evidencias del taponamiento intencional con sacos de arena en la red de alcantarillado en la avenida Serdán, una vez más me –nos– queda claro que, entratándose de dañar la imagen política, se recurre a todo lo más nefasto que la mente pervertida pueda crear.
Esto definitivamente lleva el insano propósito de deteriorar la imagen del proyecto en desarrollo… y eso apenas los políticos maquiavélicos lo generan. No. No estoy defendiendo a nadie ni mucho menos. Cada quien se defenderá como pueda o quiera. Pero sí considero aberrante y deleznable que, en aras de golpearse políticamente, a los actores involucrados les importe un pito el perjuicio que sufra la comunidad por sus estúpidas medidas revanchistas. Y peor todavía, tener conocimiento de que no es la primera vez que se recurre a esta abominable acción en aras de provocar problemas sociales.
Vivimos en una ciudad “muy especial”.