Uno de los mejores presidentes…
No sorprende mucho el hecho de que, a pesar de ya estar promulgada la Reforma al Poder Judicial, la cúpula de este siga buscando todos los argumentos y argucias legaloides para contrarrestar lo que ya la enorme mayoría de mexicanos entendió que es asunto definido.
La reforma es parte del compromiso que el todavía Presidente de México Andrés Manuel López Obrador hizo desde siempre, antes de llegar al mandato constitucional. Es parte del proyecto cuya esencia principal es el combate frontal a la corrupción en nuestro país.
Es natural, por otra parte, que quienes por casi un siglo se engolosinaron con el uso –a libre arbitrio– de los recursos públicos, aumenten sus ataques, en el ocaso de esta administración, a quien está llamado a ser uno de los mejores presidentes en la época gubernamental moderna. Es percepción casi generalizada.
Ni modo.
Les mató a “la gallina de los huevos de oro”, los puso “a parir cuates”, se asumió lo que realmente es el ejercicio de gobierno firme, se busca una mejor equidad y se trata de eliminar la sinvergüenzada. Eso resulta imposible de entender para quienes hicieron de su corrupta ambición su negocio permanente con el dinero público.
Y están llegando a excesos insólitos, como querer convertir en predicador de la verdad a un hombre que está preso en Estados Unidos acusado de ser uno de los peores delincuentes que ha tenido nuestra Nación.
Esto tiene que pasar. No creo que dure mucho más tiempo.
Lo que sí puede ocurrir es que, por tanta angustia y zozobra que se vive entre quienes están siendo derrotados políticamente una y otra vez, sigan cavando su propia tumba, y ahora sí que a voluntad propia, con esa obsesión desbocada por destruir la imagen de quien ya se va.
En seis años no les funcionó golpear sistemática y permanentemente al culpable de todos sus males, y lejos de recapacitar… cada vez lo están haciendo peor.
Ni modo… cada quien
