Morena: Entre la inconformidad y la unidad
Ya tiene Morena Sonora nueva dirigente(a), en la persona de Judith Armenta. Hasta donde sabemos, fue electa por la mayoría de los consejeros.
Previo a la elección, Wendy Briceño hizo campaña interna para esa posición. Y logró sumar a la inmensa mayoría – casi todos – de los consejeros en su apoyo.
… a éstos, les resultó gratificante que, por primera ocasión en la temprana vida de este partido, una aspirante acudiera a visitarlos a sus distritos. Así lo reconocían, así lo apreciaron.
Hasta ahí, todo bien.
Solo que, faltando 24 horas para la elección estatal, del Comité Nacional del partido llegó la instrucción: Solamente podrá ser candidato (a) quien tenga la calidad de consejero… Wendy, no lo es.
Y la “cláusula séptima” de la convocatoria se ignoró. Si, aquella cuya aplicación permitía la aspiración y triunfo de un candidato (a) militante que fuera conveniente para el partido y avanzar en la estrategia de su consolidación política.
Y para el logro de este objetivo, Wendy era la indicada… y se subió a la ola de la popularidad en el interior del partido.
Por esta razón, para cuando el nacional ajusta la sucesión al estricto cumplimiento de que la candidatura debe salir de entre los integrantes consejeros… en muchos, la inconformidad se hizo presente. Algo legítimo, natural y correcto.
Sin embargo, para desilusión de la derecha – sí, de la derecha, que ya festejaba la posibilidad de un escándalo hacia el interior del morenismo – la apreciación política y la lealtad hacia el partido se hizo patente:
Bien, hay nueva dirigencia estatal… la burocracia partidista hizo evidente su falta de sensibilidad y de conocimiento del perfil del morenismo sonorense.
¿Y AHORA, QUÉ HACER?
Subida en la ola del respeto, prestigiada en su partido, Wendy hizo un breve comentario: Voy a continuar trabajando a favor del partido, voy a recorrer de nuevo los distritos, municipios, hablar con la gente… impulsar a la organización.
¿De qué habla, Wendy?
Insisto, no lo ha precisado, pero en Sonora, estamos a poco menos de dos años – formales – del inicio de las acciones electorales para la nominación de candidaturas de la izquierda morenista y la derecha PRIANISTA…
… que será por la gubernatura (de duración de tres años), así como diputaciones federales, locales y ayuntamientos.
Desde este punto de vista, el activismo de Wendy se yergue como una alternativa de movilización del morenismo, con capacidad de gestión (quiero suponer) para la consecución de objetivos claros:
1.- Contribuir a reorganizar a Morena, tanto en su estructura física como en sus liderazgos.
2.- Muy relevante: Tener voces capacitadas para el debate público que viene… hay que decirlo, la derecha tiene rato entrenando a los suyos… y,
3.- Crear la garantía de triunfo, desde la base del pueblo, desde la misma base del morenismo.
Tarea gigantesca, no lo dudo… pero créanme, el gobernador Alfonso Durazo hace lo suyo. Y todos los días. Y sabe que, hacen falta, quién, quienes lleven el mensaje hacia todos los estratos sociales y, en especial, de la chamba social de la presidenta Claudia Sheinbaum.
EL TOÑO YA SE SOBABA LAS MANOS
Digámoslo sin cortapisa: Una división en las filas de Morena, ¿a quién conviene? Obvio, al que seguramente será el candidato de la derecha a gobernador… Antonio Astiazarán… o cualquier otro, de ellos.
Así como también, a la derecha le conviene la existencia de un morenismo desilusionado, desalentado… como el que seguramente esperan que se derive del impedimento de que Wendy llegara a la dirigencia.
¿A quién también convendría un morenismo dividido?
¡Claro, adivinaron, a Manlio Fabio Beltrones!… ¿Y qué hace Manlio para lograr sus objetivos?… ¡Pues vaya usted a saber!, pero es difícil verlo fuera de las coyunturas políticas que se presentan.
Así las cosas…
Me parece que el morenismo sonorense – politizado como está – que contribuyó con su voto histórico a la derrota del priismo y del panismo, se dio cuenta de los riesgos y,
¡Cerró filas por la unidad del partido!
Y sobre la mesa, está ahora el análisis de un proyecto de reorganización y movilización estatal… de menos a más… con el soporte de la obra de Alfonso Durazo, y la propia, en marcha, de Claudia Sheinbaum.
Hasta pronto
(P.D. Y en todo caso, usted está en su derecho de diferir de mis opiniones)