
Autos, mota y roncanrol: Avándaro, el rock y la esperanza de una generación
El movimiento hippie de los años sesenta, para muchos, fue el resultado de la combinación de drogas y una juventud ávida de experiencias, sexo y abandono de convencionalismos. Pero en su origen fue el producto de un rechazo a la intervención de Estados Unidos en Vietnam, que costó miles de vidas, principalmente de jóvenes que eran reclutados en las escuelas por el Tío Sam.
En México, ocurrió algo parecido. Aunque no se convirtió en un movimiento masivo, sí fue un parteaguas para la historia de la música y una bisagra social en un momento convulso de la historia moderna del país: el Festival de Avándaro. Ahora, de la mano del director José Manuel Cravioto, ese momento llega a la pantalla grande desde hoy con Autos, mota y rocanrol.
En palabras de Alejandro Speitzer, esto es más que una película, es un hecho necesario de recordar para que no se repita, o al menos no del todo. “Yo conocía sobre el Festival de Avándaro, había escuchado de él, pero no terminaba de entender la importancia que tiene en la historia”, confesó Alejandro en entrevista con Excélsior.
No sólo musical, sino también política de México. El país atravesaba un momento muy doloroso después del Halconazo y pensar que esos jóvenes tuvieron la valentía de reunirse en un festival, de cantar lo prohibido y de rebelarse, me parece algo digno de contarse, de recordarse”, agregó.
El Halconazo o Matanza del Jueves de Corpus fue una represión que se dio el 10 de junio de 1971 en la Ciudad de México, cuando un grupo paramilitar conocido como Los Halcones atacó una manifestación estudiantil. El resultado fue decenas de muertos y heridos. Se considera uno de los episodios más oscuros de la represión del gobierno mexicano contra el movimiento estudiantil, tras la matanza de Tlatelolco en 1968. La respuesta de aquellos jóvenes a la opresión está en Autos, mota y rocanrol.
Lo más bello fue darme cuenta de que lo que hemos avanzado como sociedad tiene que ver con generaciones pasadas que tuvieron la valentía de alzar la voz. A veces olvidamos que algunos cambios llegaron porque alguien se atrevió a hacer frente a un gobierno represivo. Para mí, la reflexión más grande que deja la película es recordar siempre a quienes lucharon y nos pusieron donde estamos hoy”, subrayó Speitzer.
UN PUNTO Y APARTE EN LA MÚSICA
Más allá de lo político, la unión y la comunidad como respuesta a la crisis social vino desde la música y la celebración. El Festival de Avándaro se celebró en pleno bosque de Valle de Bravo, el 11 y 12 de septiembre de 1971. Reunió a más de 100 mil jóvenes y es recordado como el Woodstock mexicano por su idea de paz y contracultura, que generó un rechazo del público conservador de la época. Para Emiliano Zurita, otro de los protagonistas, es importante, pues así también se entienden algunas culturas y bandas de la actualidad.
Avándaro fue parte de una lucha que también se vivía en otros lugares del mundo: combatir lo negativo con algo positivo, con música, diversión y unión. Lo bonito es ver que en cada generación siempre hay luchas similares. En los 70 fue Avándaro; en Estados Unidos, Woodstock. La película también rescata la onda chicana y los jipitecas, que desde México pusieron su granito de arena desde sus raíces y cultura. Creo que de ahí vienen muchas cosas que tenemos hoy a nivel cultural”, expresó el actor.
Incluso para los propios actores, participar en la película fue un descubrimiento, al conocer el impacto y las bandas que participaron aquella tarde de septiembre.
A partir de que Cravioto me invitó a la película empecé a empaparme más del tema. Soy fan absoluto del rock en español: me encanta Soda Stereo, Zoé, Café Tacvba, El Tri… Saber que El Tri estuvo en Avándaro cuando todavía eran Three Souls in My Mind fue una sorpresa”, compartió Speitzer.
UN VÍNCULO CON EL PASADO
Además, como película ambientada en una época, los protagonistas ven la posibilidad de que la audiencia joven descubra las costumbres de aquella década en México, las formas de hablar, los lugares, los autos, los artefactos, algo que puede conectarlos con sus familiares que vivieron ese momento de la historia.
Yo en verdad no tenía idea del Festival de Avándaro”, dijo Emiliano. “Cuando Cravioto me mandó el primer guion le pregunté a mi papá y a mis tíos si lo ubicaban. Me di cuenta de que era algo legendario: mi papá, por ejemplo, me dijo que no fue, pero siempre había escuchado de ello, con muchos mitos alrededor”, recordó el actor.
Eso me pareció un gran ejemplo de lo que quería que la audiencia experimentara con la película: tal vez no conozcas Avándaro, pero es una manera de conectar con tus padres o abuelos, preguntarles si fueron o qué sabían. Creo que es una película que se puede disfrutar mucho entre generaciones”, agregó el actor. Para Speitzer fue incluso la oportunidad de vivir una época que no le tocó, una de las ventajas de ser actor: conocer aunque sea un poco de un momento que no experimentó en carne propia, pero sí a partir de documentos.
Como intérprete, la lectura siempre es una herramienta. Cravioto nos mandó mucho material para estudiar el festival y hasta un ‘diccionario’ de frases y palabras de la época que hoy ya no se usan. Además, contar con Justino, uno de los organizadores originales junto con El Negro, mi personaje, Eduardo López Negrete, fue fundamental para contextualizar lo que pasaba y cómo lo vivieron”, explicó.
Pero más importante aún, sienten que puede ser una película para quitar los estigmas que aún persisten hoy de aquel festival, que de hecho es el precedente de tantos otros festivales que se celebran hoy en México.
Era importante reivindicar Avándaro, porque durante años fue un tema casi tabú, asociado a cosas negativas por razones políticas. Ahora, con material de archivo del 71, la gente puede ver que fue una celebración de jóvenes que querían cantar y expresarse”, concluyó Emiliano.
PARA VER LA PELÍCULA AUTOS MOTA Y ROCANROL
- Autos, mota y rocanrol
- Actúan Alex Speitzer, Emiliano Zurita y Alex Fernandez, entre otros.
- Director: José Manuel Cravioto
- Género: Drama
- Duración: 88 minutos
- Sigue a un grupo de amigos que, en medio de un clima social y político convulso tras el Halconazo, deciden ir al festival como acto de rebeldía y liberación.
(Excelsior)