Mónica Lavín recomienda libros sobre lo bello y lo triste
Verónica Maza Bustamante
Mónica Lavín es una autora mexicana que desde hace décadas ha destacado por la belleza y amplitud de su producción literaria, que incluye libros de cuentos, novela y ensayo. Ha sido Premio Nacional de Literatura Gilberto Owen, Premio Narrativa de Colima y Premio Iberoamericano de Novela Elena Poniatowska, entre otros. Aquí nos habla de El lado salvaje, su título más reciente, y recomienda libros sobre lo bello y lo triste.
De lo salvaje a lo doméstico
El lado salvaje, el nuevo libro de Mónica Lavín, es un compendio de 23 relatos que abordan temas como el machismo, la incertidumbre, el placer, el tiempo, lo femenino y los prejuicios.
“Yo nací a la escritura como cuentista, porque el cuento es un género muy deleitoso, ¿sabes?”, responde cuando, en entrevista, le preguntamos qué siente al volver a publicar un libro de historias breves. “Me permite probar diferentes estrategias, es como un laboratorio de miradas, de tonos, de situaciones, y este libro se fue cocinando a lo largo de muchos años. Mientras escribía novelas, de repente ideaba algún cuento y los iba acumulando hasta que pude cerrar el círculo, porque yo digo que la escritura, y más el cuento, necesita el otro lado, a quien lee, para que le dé sentido y sea mi cómplice, para que me ayude a cargar el peso de estas historias”.
La escritora define al cuento como una “oportunidad cortazariana de usar el disparador de la cámara, de congelar algo y tratar de observarlo hasta que haya una epifanía, algo detrás de esa anécdota que sea el verdadero motivo por el cual se está escribiendo la historia; muchas veces yo no lo sé, hasta que escribo y me doy cuenta de que estoy explorando la nostalgia o la infelicidad o la posibilidad de estar en dos tiempos a la vez o imaginando qué es el paso del tiempo”.
Por ello, la autora de Yo, la peor, sobre Sor Juana y su tiempo, le llama “la teoría de la rendija”, porque siente que puedes espiar por un agujerito para, desde ahí, vislumbrar un mundo más amplio que lo que te deja ver esa pequeña rendija que es el cuento. “También le digo ‘el matamoscas’, porque detiene al vuelo al insecto y lo congela, pero tiene un borde definido, y el gran reto para mí de la escritura de cuentos es que solo puedes contar lo que sucede en el instante con una mirada de bisturí, para tratar de pellizcar la realidad”, comparte.
Sobre el motivo por el que lo tituló El lado salvaje, Mónica Lavín explica que muy difícil saber cómo se bautiza a un libro de cuentos, “porque cada cuento a veces nace con el nombre puesto y no sabes los cuentos que van a habitar una casa común. Sí tenía dos líneas, una más cercana a la vulnerabilidad por situaciones externas, que tienen que ver con la naturaleza ingobernable, pero luego me di cuenta de que también estaba escribiendo sobre lo que nos acecha desde afuera, que más que ser un peligro real, puede ser imaginado o es el Otro quien produce una fractura, una provocación, y sale algún aspecto de nosotros mismos, a lo mejor tierno, dulce, frágil, travieso o insólito. Siempre hay ese pequeño borde que me ha permitido ir de lo salvaje a lo doméstico. Entonces, le puse así porque si todo fuera domesticado y siguiera su curso normal y no aceptáramos lo que nos da miedo, nos vulnera o nos toca, no habría cuentos que escribir”.
Así, los cuentos de Lavín destacan por su originalidad en la estructura y estilo, como en “Cantata para tres mesas y un pastel de manzana”, donde tres perspectivas diferentes convergen alrededor de un mendigo en una cafetería, exponiendo prejuicios sociales, o “La vida larga e incierta de Manolita” y “El sombrero negro”, que exploran el paso del tiempo y la memoria, temas clave en la narrativa de la autora, siempre teñida de sutileza y complejidad emocional.
Mujeres libres
Entre las publicaciones más recientes de Mónica se encuentran la antología de cuentos ¿A qué volver? y las novelas Todo sobre nosotras y Últimos días de mis padres. Además, en 2022 escribió el libreto para una ópera sobre Sor Juana: La sed de los cometas.
En su exploración literaria, la relación entre mujeres ha sido uno de los temas recurrentes, y no podía faltar en El lado salvaje. “Por ejemplo, está la abuela y la nieta a la que le gusta el doctor de la primera; la hija embarazada y la madre que empieza a padecer los síntomas; la mujer del cuento que da título al libro, que es una norteamericana que encuentra en una playa de México el territorio para pasarla muy bien el resto de su vida. O la traviesa que se escapa al hotel de paso pero tiene que sufrir el acoso del jefe. Son mujeres libres que hacen lo que quieren con su cuerpo, con su piel y con sus deseos”.
Mónica finaliza compartiendo que al cuento hay que leerlo de un tirón. “No puedes dejarlo a medias, porque su verdadera razón de ser está en llegar al final”.
(librotea)