La repentina molestia de los intelectuales
Por: Daniela Barragán
En el dilema de qué fue primero si el huevo o la gallina, hay siempre una eterna discusión.
En el último episodio político, quisieron hacer lo mismo con los Yunes con la idea, queja y reclamo de “¿por qué Morena hace un acuerdo con los corruptos Yunes?”, cuando… ¿quién hizo candidatos a los Yunes?, ¿quiénes se encargaron de garantizarles fuero durante los siguientes años?
Esto surge porque en medio de toda la discusión por la aprobación de la Reforma al Poder Judicial, me llamó la atención un tuit de Lorenzo Córdova en el que dijo: “Cuando eres alguien honesto aguantas las presiones, los chantajes, los ataques, las descalificaciones y hasta el acoso de los autoritarios. Es una condición para ser libre. Cuando eres deshonesto y corrupto estás condicionado a venderte o doblarte. Estás condenado a vivir cautivo”.
Admite en esas líneas que la alianza Va por México de Claudio X. González decidió poner como candidatos a personas que no son honestas y que son corruptas, tanto que son susceptibles a “venderse” o “doblarse”.
Porque parece que para la oposición y sus intelectuales, en la molestia por darle los 86 votos a Morena para que aprobara la Reforma, los candidatos de esa alianza se hicieron corruptos, casi mágicamente, el 3 de junio y no antes cuando muchos de ellos, desde su superioridad intelectual, pidieron votos para esos panistas, priistas y perredistas con argumentos como que era necesario “generar equilibrios” y que había que “votar cruzado”,
Aunque Lorenzo regañe a la gente, tres meses atrás estaba pidiendo los votos por esos políticos, por los susceptibles a doblarse y que, de acuerdo con su lógica, antes del 2 de junio de 2024 no eran corruptos o no tanto como para no votar por ellos.
La oposición no hizo el mínimo esfuerzo por garantizar buenos perfiles para la defensa de su “proyecto”. Marko y Alito llegaron y llenaron las listas de los suyos, se pusieron ellos al inicio y se acabó. Ni siquiera pensaron en Xóchitl Gálvez y la mujer se quedó sin cargo. ¿Por qué la queja de los Lorenzos no vino en ese momento? ¿Por qué no les preocupó tanto como en esta semana?
El pasado 14 de julio publiqué un reportaje sobre los veinte candidatos y candidatas de la Alianza Fuerza y Corazón por México, que gastaron 862 millones 381 mil 871 pesos durante la campaña pasada. El resultado de esa inversión fue negativo ya que ninguno ganó su elección. Algunos se quedaron sin puesto y otros lograron un cargo a través de los métodos de representación proporcional.
Ese fue el caso de Miguel Ángel Yunes Márquez. En su campaña por ser Senador de Veracruz, el PRIAN gastó 19 millones 724 mil 103 pesos, fue el quinto político en el que más dinero invirtieron pero ni así ganó, logró colarse por primera minoría.
Eso fue producto de Marko Cortés, al igual que darle la suplencia al padre de Miguel, Miguel Ángel Yunes Linares.
Pero cuando todo eso ocurrió no mereció ningún regaño por parte de Lorenzo. Quizás, de haber reflexionado desde antes, los resultados de la pasada elección no hubieran sido tan catastróficos.
Pero esta historia se divide en dos partes. Esta primera es sobre una prueba más de cómo la oposición está carente de convicciones y continúa funcionando de manera clientelar aunque su líder sea un activista que se escuda en 30 “organizaciones civiles”.
La otra parte es sobre quien adoptó al corrupto, que es Morena. Los errores de la oposición no sirven para justificar las acciones de todo un partido y de hecho, ese es un espejo en el que debe mirarse.
¿Qué dirán los veracruzanos? Cuando en la campaña se habló de resistencia, de aguantar guerra sucia (y vaya que en Veracruz la hubo), ellos hicieron lo suyo: aguantaron y salieron a votar y dijeron NO a los Yunes. Pero resulta que a la mera hora sí porque hay quien se refugia en la frase más citada de la obra de Nicolás Maquiavelo de que “el fin justifica los medios”.
Pero la imagen del martes, de políticos de Morena aplaudiendo la entrada de Yunes Linares a la Cámara de Senadores, ¿era necesaria? En más de una ocasión, para sostener que la Reforma Judicial era vital se recurrió al caso de Lydia Cacho. ¿No ubicaron en la lista de implicados el apellido Yunes? ¿Antes fue válido, después ya no?
¿Era corrupto antes y después ya no tanto? ¿Realmente tenían que guiar su camino al estrado con aplausos, besos y abrazos?
El Presidente López Obrador no miente al decir que no habrá una negociación firmada como la del PRI y del PAN y eso es algo muy fácil de creer. Marko Cortés resultó ser el peor negociador político y una persona poco brillante (dicho por los propios panistas aunque con peores palabras) y lo del acuerdo es solo un episodio de muchos otros. Pero en el caso de Yunes y Morena, que no exista un papel con firma no garantiza que no hubo negociación.
Que los priistas y panistas se hayan vuelto maestros de la negociación no implica que sea una escuela que deba repetirse. Aunque si Morena así lo quiere, no debe enfocar la vista únicamente en las maneras de negociar y ganar sino también debe verlos en donde están ahorita que en parte es resultado de esa manera de hacer política.
En este contexto no es malo recordar aquellos tiempos de resistencia. Quizás para los “nuevos” de Morena y los que están recién desempacados del PRI y del PAN, es muy cómodo haberse sumado a un partido exitoso, que gana elecciones, que llena plazas públicas, que gobierna casi todo el país y que es defendido en redes sociales por millones de personas. Pero la izquierda partidista y en específico el lopezobradorismo no viene de ahí. Viene de los arrebatos, de las guerras sucias, de ser ignorado en medios de comunicación y de sufrir elección tras elección.
Tengo presentes las palabras de mis papás contándome cómo desde 1988 empezó un largo camino que vieron culminado hasta 2018. Durante todos esos años hicieron reuniones informativas, volantearon, fueron a marchas, asistieron a mítines, aceptaban estar en las casillas para cuidar el voto y todo eso para que al final el resultado o no fuera favorable o no fuera respetado. Y la historia volvía a empezar.
Fueron tiempos difíciles pero eso dotó al movimiento de fuerza y convicciones. Respeto mucho a la gente que es capaz de pensar en que esta semana se logró un bien mayor, que fue la aprobación de la Reforma al Poder Judicial. Pero ni ellos ni los inconformes con este último episodio, merecen a senadores de “izquierda” que reciben con aplausos a los corruptos o que se plantan como sus guardaespaldas.
Y lo de la negociación queda pendiente. No, no habrá una servilleta con firmas y acuerdos, pero la impunidad no es algo que se pueda esconder. Menos en este país.
Daniela Barragán
Es periodista por la UNAM, con especialidad en política por la Carlos Septién. Los últimos años los ha dedicado al periodismo de datos, con énfasis en temas de pobreza, desigualdad, transparencia y género.
(Sinembargo)