“México no es colonia de ningún país extranjero. Se debe respetar a México”: AMLO
Ciudad de México, a 26 de septiembre del 2024.- En una contundente declaración durante su conferencia matutina en Palacio Nacional, el presidente Andrés Manuel López Obrador reafirmó su apoyo a la decisión de Claudia Sheinbaum de no invitar al rey Felipe VI de España a su toma de posesión, programada para el próximo mes. Este pronunciamiento pone de relieve un cambio significativo en la percepción de México sobre su relación histórica con España, un tema que ha sido central en la agenda política de López Obrador desde el inicio de su administración.
“Se deja de manifiesto que México no es colonia de ningún país extranjero. Se debe respetar a México”, enfatizó el presidente. Su declaración surge en un contexto donde la memoria histórica y la soberanía nacional están en el centro del debate público, en especial tras años de lo que López Obrador denomina un “periodo neoliberal” que permitió que las élites españolas se beneficiaran de los recursos y la economía mexicana sin un reconocimiento adecuado a las raíces y la historia de los pueblos indígenas.
Durante su intervención, el mandatario recordó la carta que envió a Felipe VI el 1 de marzo de 2019, en la que solicitaba un reconocimiento de los agravios sufridos por las comunidades indígenas durante la conquista española. “Se buscaba que México y España elaboraran una hoja de ruta conjunta para reconocer estos hechos en el contexto de los bicentenarios de la independencia de México y la caída de Tenochtitlan”, explicó, al reiterar que su propuesta no fue respondida. “Eso es lo que se pidió al rey, pero no hubo respuesta”, lamentó.
López Obrador, quien ha sido un ferviente defensor de la memoria histórica de México, consideró que la falta de respuesta por parte de la corona española ha hecho aún más relevante la decisión de Sheinbaum. Al apoyar su postura, el presidente declaró: “Si ya la presidenta fijó postura sobre este asunto, repito, yo la apoyo, la respaldo y yo creo que muchos mexicanos, millones de mexicanos”.
El tono de su discurso fue claro: la relación entre México y España debe ser equilibrada y respetuosa, alejándose de cualquier percepción de subordinación. “Las élites españolas estaban muy mal acostumbradas a ver a México como ‘tierra de conquista’”, afirmó, y subrayó que su crítica se dirige a estas élites y no al pueblo español, al que considera un “pueblo trabajador, un pueblo hermano”.
Este respaldo de López Obrador a Sheinbaum no solo refuerza su agenda de reivindicación de la historia mexicana, sino que también refleja una visión de una nueva era en la política exterior del país. Al enfatizar que “México ya no es colonia de ningún país extranjero”, el presidente busca establecer un precedente para futuras interacciones entre naciones.
A lo largo de su mandato, López Obrador ha hecho hincapié en la importancia de las disculpas por parte de los gobiernos que han reconocido abusos históricos. En este contexto, recordó que “otros gobiernos ya han ofrecido disculpas por los abusos cometidos a los pueblos originarios durante la llegada de los invasores al continente americano”, lo que agrega una capa de responsabilidad a la conversación sobre la memoria histórica.
La decisión de Claudia Sheinbaum de no invitar al rey Felipe VI se posiciona así no solo como un acto protocolar, sino como una declaración de principios que resuena en un México que busca su lugar en el mundo con base en el respeto por su historia y sus pueblos. Este momento marca una inflexión en la narrativa nacional y en la manera en que México se presenta ante el escenario internacional, desafiando la noción de dependencia histórica y reclamando su soberanía.
En conclusión, la reiteración del apoyo de AMLO a la decisión de Sheinbaum refleja una postura clara: el respeto a México y su historia no es negociable. Este acto, aunque simbólico, es una afirmación de que el país avanza hacia una nueva etapa, donde la memoria histórica y la dignidad nacional son fundamentales. La pregunta ahora es cómo esto afectará las relaciones diplomáticas y comerciales con España y el resto del mundo, en un momento en que el país busca reafirmar su identidad y autonomía.